La Plaza de España de Sevilla se levanta majestuosa en uno de los extremos del Parque de María Luisa, constituyendo un hermosísimo espacio de la ciudad y una de sus visitas imprescindibles, a pesar de contar con menos de un siglo de antigüedad. Su construcción se inició en 1914 con la finalidad de que sirviera como área central para la Exposición Iberoamericana de 1929. Es la obra más monumental del genial arquitecto Aníbal González, quien dirigió sus obras hasta 1926, y supone probablemente el ejemplo más destacado del regionalismo.
El edificio es el más grande de los realizados en Sevilla durante el siglo XX y está construido en un estilo con reminiscencias renacentistas y barrocas. Se desarrolla en torno a una gran plaza semielíptica, con más de 30.000 m2 de superficie, simbolizando el abrazo de España a los pueblos iberoamericanos.
Consta de un edificio central del que parten las dos alas porticadas que delimitan la plaza, con dos hermosas torres neobarrocas de 74 metros de altura en cada extremo. La construcción de estas torres fue muy polémica en su momento, ya que desde algunos sectores se las consideraba excesivamente altas y se creía que podrían competir con la Giralda en su dominio sobre el paisaje de la ciudad.
En la parte central de cada una de las alas se sitúan sendas edificaciones que equilibran su gran longitud y dan al conjunto una gran armonía a pesar de sus enormes dimensiones. El resto del edificio está recorrido por una galería porticada, con arcos de medio punto sostenidos por columnas pareadas de mármol, que le dan al conjunto un aire renacentista.
La plaza se halla recorrida en su borde por un canal de 515 metros, navegable con pequeñas embarcaciones de recreo. Está cruzado por cuatro puentes con riquísima decoración cerámica, que reciben el nombre de los cuatro reinos históricos que conformaron España: Castilla, León, Aragón y Navarra.
El edificio se levantó principalmente en ladrillo visto y muestra como ningún otro el rasgo de la arquitectura regionalista que la hace recurrir a las industrias y artesanías locales para la decoración. De esta forma, en ella podemos admirar maravillosos ejemplos de escultura, cerámica vidriada, carpintería o forja. Hay que recordar que la Exposición Iberoamericana supuso en su conjunto un notable impulso para estos tradicionales sectores sevillanos, al necesitar una ingente producción para abordar la construcción y ornamentación de los numerosos pabellones que conformaron la muestra.
Los zócalos de la plaza se hallan recorridos por una serie de 48 bancos, cada uno dedicado a una provincia española, con representaciones en cerámica de su territorio en el suelo y de una escena histórica relevante alusiva a ella sobre el muro. No aparece la provincia de Sevilla, que está representada en distintos paneles cerámicos que muestran escenas de su historia en los espacios que separan los tramos de bancos provinciales. Tampoco encontramos las provincias de Las Palmas y Tenerife, sino el conjunto del archipiélago como Canarias, ya que en la época en la que se proyectó el edificio aún no se había producido su división en dos provincias.
En las enjutas de los arcos de la galería porticada se sitúan 48 medallones con los bustos de personajes ilustres de la historia de España. En total aparecen 52, ya que comparten medallón los hermanos Pinzón, por un lado, y Fray Luis de León y Fray Luis de Granada, por otro, que aparecen rotulados como “Los dos Luises”. En total aparecen 50 hombres y solo dos mujeres: Isabel la Católica y Santa Teresa de Ávila.
Estos medallones son obra del escultor Pedro Navía, autor de la mayor parte de la decoración escultórica de la plaza. A él se deben también elementos como los escudos de Sevilla que se sitúan sobre las puertas de Aragón y Navarra, los 24 escudos imperiales de Carlos V que aparecen repartidos por la fachada o los cuatro heraldos que se sitúan sobre una de las cornisas del cuerpo central, representando a los antiguos reinos peninsulares.
En la actualidad, se ubican en la Plaza de España la sede de la Capitanía General de Sevilla y diversas dependencias de la Administración del Estado en la Ciudad. La belleza y originalidad del conjunto ha hecho que sirva de escenario a numerosas producciones cinematográficas internacionales, como “Lawrence de Arabia” o el Espisodio II de “Star Wars”. No en vano, fue declarada en 2017 Tesoro de la Cultura Cinematográfica por la Academia de Cine Europea (EFA).
Como conclusión, podemos decir que la Plaza de España es el regalo más preciado de los numerosos que Aníbal González dejó en Sevilla. Con su labor, este arquitecto contribuyó al embellecimiento de la ciudad como ningún otro. Como muestra de agradecimiento, se levantó un monumento en su honor justo frente a esta plaza en el año 2011. La escultura que lo representa parece contemplar maravillado, como un visitante más, la majestuosa belleza de su obra.