Edificio de la Adriática

EL EDIFICO DE LA ADRIÁTICA

El edificio de La Adriática se levanta en una privilegiada esquina de Sevilla, entre la avenida de la Constitución y la calle Fernández y González. Fue construido entre 1914 y 1922, siguiendo un proyecto del arquitecto José Espiau y Muñoz y es conocido con este nombre al haber servido de sede para la aseguradora La Adriática.

Su diseño fue elegido en el marco de un concurso promovido por el ayuntamiento para levantar inmuebles de “estilo sevillano” en el gran eje que se estaba abriendo para unir el entorno del Ayuntamiento y la zona de Puerta Jerez. Eran los años previos a la gran Exposición Iberoamericana de 1929 y se pretendía embellecer y monumentalizar la conexión entre la zona del Parque de María Luisa en la que se celebraría y el centro de la ciudad.

Se fue configurando así la que probablemente es la avenida más hermosa de la ciudad, llena de joyas de la arquitectura regionalista de principios del siglo XX, entre las que destaca este magnífico inmueble.

Para adaptarse a la parcela, muestra una forma triangular en su planta, con un contundente cuerpo cilíndrico en el vértice a modo de torreón, rematado por una cúpula, probablemente su elemento más característico.

Reúne de forma magistral los rasgos principales de la arquitectura regionalista. De esta forma, mira hacia el pasado sevillano y combina elementos de influencia musulmana, como las galerías de arcos peraltados de la primera planta, con características propias del gótico, como los arcos apuntados. A ello suma otras tradiciones artísticas como el plateresco, tal y como puede verse en la decoración vegetal de las molduras o en la disposición de medallones con bustos de personajes en la planta baja.

Como otra característica típica del regionalismo, el arquitecto hace uso de multitud de materiales y técnicas propias de las industrias y artesanías locales, como la forja, la cerámica vidriada, el trabajo de la madera o los relieves sobre piedra. Todo ello reunido de manera armoniosa en un conjunto que destaca por la dualidad cromática de las superficies lisas color crema combinadas con el ladrillo visto.

En definitiva, una magnífica obra de este arquitecto, que junto con otras, como el Hotel Alfonso XIII o el Ciudad de Londres de la calle Cuna, justifican su consideración como una de las figuras más destacadas del regionalismo en Sevilla.

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