La Iglesia de San Gregorio Magno, también llamada Capilla del Santo Sepulcro, perteneció originalmente al colegio inglés fundado por los jesuitas en la ciudad a finales del siglo XVI. En la actualidad, tiene su sede en la iglesia la hermandad del Santo Entierro.
Cuando la Orden Jesuíta fue proscrita en España en 1767, las dependencias de la iglesia y el colegio pasaron a depender del Estado, que las ha destinado a diversos usos desde entonces. Un siglo más tarde, en 1867, se asienta aquí la hermandad del Santo Entierro y desde los años 40 del siglo XX acoge una fraternidad mercedaria.
El templo es de planta rectangular con tres naves, separadas por columnas toscanas que sustentan arcos formeros de medio punto. Tanto la nave central como las laterales se cubre por bóvedas arquitrabadas.
La decoración del templo es muy sencilla. Al exterior, apenas encontramos algún detalle neogótico añadido en el siglo XIX, como la moldura que enmarca la entrada, un sencillo arco deprimido rectilíneo.
En el interior, el retablo mayor es una modesta obra decimonónica neoclásica de imitación de mármoles rojizos. En su centro, una urna realizada también en el siglo XIX por Lucas de Prada acoge la imagen del Santísimo Cristo Yacente, titular de la hermandad del Santo Entierro.
Esta hermandad hace su estación de penitencia el Sábado Santo con tres pasos, el Santo Entierro, el Triunfo de la Santa Cruz y la Virgen de Villaviciosa.
No se conoce con exactitud la fecha de fundación de la hermandad. Existe una narración del siglo XVIII en la que se asegura que fue fundada por el propio Fernando III tras su conquista de la ciudad en 1248 y que el propio monarca habría sido su primer hermano mayor. Sin embargo, no hay ninguna prueba documental de tal relato.
Con seguridad se sabe que la hermandad ya existía hacia 1570 con sede en el convento de San Laureano. Tras el cierre del convento en 1810, fue pasando por distintas ubicaciones hasta que se asentaron en esta iglesia de San Gregorio en 1867. Sin embargo, no salieron en procesión con regularidad hasta que empezaron a hacerlo en la Semana Santa de 1956.
El primero de los pasos de la hermandad es el Triunfo de la Santa Cruz, uno de los más curiosos de la Semana Santa Sevillana. Representa el triunfo de la Cruz sobre la muerte, que aparece representada por un esqueleto meditabundo, por lo que el paso es conocido popularmente como 'la Canina'. Es una obra de finales del siglo XVII atribuida a Cardoso Quirós.
El Cristo Yacente es una magnífica tallada no documentada, pero que ha sido atribuida a Juan de Mesa y datada en torno a 1620. Desfila en una imponente urna acristalada de estilo neogótico realizada en 1880.
En el último paso desfila la Virgen de Villaviciosa, imagen también de Cardoso Quirós de finales del XVII, que aparece confortada por San Juan, las tres Marías y los santos varones, obras decimonónicas de Juan de Astorga.