Esta casa palacio de la calle Zaragoza es conocida como Casa de Santa Teresa porque en ella se asentó la primera fundación de carmelitas descalzas en la ciudad, de la mano de seis religiosas que acompañaron a Sevilla a la propia Santa Teresa. Su hermano, Lorenzo de Cepeda, compró la casa para ellas en 1576 y se ha conservado una carta de Santa Teresa al clérigo García Álvarez en la que la describe con grandes elogios:
'Dice el teniente que no hay mejor casa en Sevilla ni mejor puesto. Paréceme no se ha de sentir el calor en ella. Ahora todos están en el patio, que en una sala se dice misa hasta hacer la iglesia, y ven toda la casa, que en el patio de más adentro hay buenos aposentos. El huerto es muy gracioso, las vistas extremadas'.
Allí estarían las carmelitas unos diez años hasta que se trasladaron a un nuevo convento en el Barrio de Santa Cruz, el convento de San José o de las Teresas, que sigue activo como convento carmelita en la actualidad.
La casa original sufrió importantes modificaciones en 1882, cuando fue sometida a una profunda reforma para adaptarla al gusto imperante en la época. En 1924 fue comprada por Armando de Soto, que quiso devolverla en lo posible al aspecto original del siglo XVI, época en la que fue habitada por Santa Teresa. La reforma fue encargada al gran arquitecto del regionalismo sevillano Vicente Traver, que restituyó la fachada al aspecto original a partir de un dibujo que el cardenal Lluch, arzobispo de Sevilla, mandó hacer antes de la reforma de 1882. El arquitecto recuperó también en el interior todos los elementos que pudo de la casa primigenia.
En su interior, se reproduce el esquema tradicional de la casa palacio sevillana, con un zaguán tras la entrada a través del que se accede a un patio porticado en torno al que se distribuye la vivienda. La escalera de acceso a las plantas superiores se ubica en uno de los ángulos del patio, siguiendo también en esto la tradición de las casas sevillanas.