Estamos ante una casa palacio del siglo XVI, de la que no conocemos documentalmente su origen. Sin embargo, está claro que ha sido objeto de sucesivas reformas a lo largo de los siglos posteriores, principalmente en el XVII y en el XIX, tal y como queda reflejado en la inscripción del dintel sobre la puerta principal: 1560, 1654 y 1856.
La fachada principal ha conservado una hermosa portada renacentista del siglo XVI, enmarcada por columnas jónicas con decoración vegetal en los fustes. Sostienen un dintel sobre el que aparecen una serie de ménsulas que sostienen a su vez el balcón central.
En el interior, se reproduce fielmente el modelo de casa sevillana, con las estancias repartidas en torno a un patio porticado en sus cuatro lados. En el piso de abajo los arcos son de medio punto y asientan sobre columnas de mármol con capiteles de moñas o castañuelas. Los arcos tienen la clásica decoración plateresca sevillana, con vegetación y ‘candelieri’. Entre ellos, una serie de pilastras sostienen un friso corrido, todo con el mismo motivo decorativo.