CAÑOS DE CARMONA

Se conoce como Caños de Carmona al acueducto del siglo XII que conducía el agua desde la cercana localidad de Alcalá de Guadaira hasta la ciudad. El nombre 'de Carmona' viene porque el acueducto llegaba a la ciudad junto a la Puerta de Carmona. Desde allí, unas tuberías de arcilla que corrían por dentro de las murallas llevaban el agua hasta el Alcázar.

Parece que los caños se construyeron reaprovechando el trazado de un antiguo acueducto romano, en época almohade, durante el reinado de Yusuf. Originalmente tenían una longitud de unos 17 kilómetros y contarían con alrededor de 400 arcos, levantados sobre robustos pilares de ladrillo. Dependiendo del desnivel del terreno, en algunas zonas se dispuso una arcada simple y en otras fue necesario una doble. En la actualidad, solo quedan algunos fragmentos dispersos siguiendo el eje de la calle Luis Montoto. Es frecuente que los restos se identifique erróneamente con un acueducto romano.

BAÑOS ÁRABES DEL BAR GIRALDA

En la Cervecería Bar Giralda se han conservado unos de los numerosos baños públicos con los que contó Isbiliya. En este caso tiene la particularidad de que fueran probablemente los más cercanos a la gran mezquita aljama.

Se han datado a principios del siglo XII, en época almorávide y son probablemente los mejor conservados de Sevilla. Están edificados en ladrillo y cuentan con un gran espacio central, cubierto por una bóveda esquifada asentada sobre trompas, que se sustentan sobre arcos de medio punto. Los arcos asientan a su vez sobre columnas toscanas, añadidas posteriormente en sustitución del soporte original, que con toda probabilidad serían pilares de ladrillo.

A ambos lados de este espacio central se sitúan dos de menores dimensiones, cubiertos por bóveda de cañón. Lo más probable es que el espacio central sirviera como sala templada y las de los lados fueran las salas fría y caliente.

BAÑOS ÁRABES DEL MESÓN DEL MORO

En este espacio ocupado actualmente por un restaurante se han conservado los restos de uno de los numerosos baños públicos con los que contó la Sevilla islámica. 

Están datados en el siglo XII y han conservado parte de su estructura original en ladrillo, con bóvedas de medio punto asentadas sobre arcos, algunos de ellos de herradura. También podemos ver los lucernarios estrellados originales, tan característicos de los baños árabes.

En el inmueble que ocupan los baños se asentó el llamado Mesón del Moro, un lugar de hospedaje cuyo origen algunos autores remontan a la Edad Media. Al parecer, el nombre derivaría de una concesión de los Reyes Católicos según el cual todos los musulmanes que se hospedaran en la ciudad debían hacerlo en este establecimiento.

POSTIGO DEL ACEITE

Es una de las escasas puertas del recinto amurallado de la ciudad que han llegado hasta nuestros días. Su construcción original se ha datado en época almohade, probablemente en el siglo XII y se le ha identificado con la 'bab al-Qatai' o 'Puerta de los Barcos', que se menciona en las fuentes musulmanas. Este nombre vendría de la cercanía con las atarazanas almohades, levantadas también en el siglo XII.

El nombre actual aparece ya en época cristiana, en relación con el mercado y los almacenes de aceite que se ubicaron en las proximidades.

Su apariencia actual dista mucho de la original y se debe en su mayor parte a la reforma acometida por Benvenuto Tortello en el siglo XVI, enfocada a facilitar el tránsito rodado a través del postigo. 

También del siglo XVI parece ser el monumental escudo de Sevilla que se sitúa sobre el vano hacia el centro de la ciudad. Se ha atribuido al escultor renacentista Juan Bautista Vázquez el Viejo.

Junto al Postigo se sitúa la pequeña Capilla de la Pura y Limpia, edificada en el siglo XVIII. Allí se venera una pequeña imagen de la Inmaculada atribuida a Pedro Roldán.

MURALLA DE LA CALLE SAN GREGORIO

Este fragmento de apenas 20 metros de muralla fue construido en época almohade, a mediados del siglo XII, formando parte del llamado tercer recinto del Alcázar. Se construyó al ampliarse el Alcázar para configurarse como una alcazaba, duplicando su superficie original. Está construida en tapial, como la mayor parte de las murallas sevillanas, aunque en este caso podemos observar como la construcción original se recreció en algún momento posterior mediante ladrillo. 

POSTIGO DEL AGUA

También llamado Postigo del Alcázar o Postigo de la Huerta del Retiro. Se trata de una pequeña puerta en la muralla, una de las pocas que se han conservado del trazado medieval en Sevilla. Se erigió en época almohade, entre los siglos XII y XIII, remodelando una puerta torre original de época califal. Al parecer, era la puerta que utilizaban los emires para salir de la ciudad en dirección al paraje rural de la Buhaira.

MURALLA DEL CALLEJÓN DEL AGUA

El hermoso callejón del Agua en el Barrio de Santa Cruz discurre junto a un lienzo de muralla de unos 140 metros de largo. Es original del siglo XII, construido mediante tapial y en la actualidad parece mucho más bajo de lo que era originalmente debido a la elevación en el nivel del suelo. 

Se han conservado en este tramo tres torreones de planta rectangular. Junto al más cercano a la plaza de Alfaro se pueden ver los extremos de las dos grandes tuberías de arcilla que recorren la muralla en este tramo. Originalmente se concibieron para conducir el agua desde la Puerta de Carmona hasta los jardines del Alcázar. A esta puerta llegaba el agua desde unas fuentes en Alcalá de Guadaira a través de un acueducto conocido como los Caños de Carmona, del que se han conservado algunos fragmentos dispersos en la calle Luis Montoto y en la avenida de Andalucía.

MURALLA DE LOS JARDINES DE MURILLO

Junto a los jardines de Murillo se han conservado varios lienzos de muralla, interrumpidos por las aperturas abiertas a principios del siglo XX para comunicar las plazas de Santa Cruz y Alfaro con los jardines. En total suman unos 50 metros de muralla, de la que no se ha conservado el almenado.

Estos fragmentos están datados en el siglo XII y fueron construidos con tapial y ladrillo. Se han conservado también tres torreones de planta rectangular. De uno de ellos, el más cercano a la Plaza de Refinadores, solo se ha conservado el primer cuerpo macizo. Los otros dos, a ambos lados de la calle Nicolás Antonio, se hallan muy modificados en sus plantas superiores, reutilizadas con una finalidad residencial.

Los torreones conservados tienen planta rectangular y se hallan separados por unos 45 metros. Como los conservados en la Macarena, son macizos hasta la altura del adarve, mientras que presentan un espacio abovedado en el último piso desde el que se accede a la azotea.

MURALLA DE LOS JARDINES DEL VALLE

Este fragmento con forma de 'L' de unos 250 metros de largo es el mayor lienzo de muralla medieval conservado en la ciudad, después de las murallas de la Macarena. Su construcción se ha datado en época almorávide, dentro de las obras de reforma del recinto amurallado que tuvieron lugar alrededor de 1133.

Están construidas en tapial, son almenadas y tienen una anchura de los paramentos de unos dos metros. En este caso, no se ha conservado la barbacana y la altura es menor que la original, ya que el nivel del suelo se ha elevado con respecto al siglo XII.

Los torreones conservados tienen planta rectangular y se hallan separados por unos 45 metros. Como los conservados en la Macarena, son macizos hasta la altura del adarve, mientras que presentan un espacio abovedado en el último piso desde el que se accede a la azotea.

TORRE BLANCA

Se trata de una torre inserta en el tramo norte de las murallas de la ciudad, muy cerca de la Puerta de la Macarena. Está hecha en tapial y ladrillo, con una planta ochavada irregular. Tiene dos pisos de altura, ambos abovedados. Al perder

Está datada entre los siglos XII y XIII. Originalmente fue una torre almorávide de planta rectangular, rodeada por la nueva torre de mayor tamaño y planta octogonal en época almohade.

Al perder su uso defensivo, fue utilizada con frecuencia como lugar de refugio para indigentes. También ha albergado numerosas leyendas e historias fantásticas, como las de los duendes Rascarrabia y Narilargo, o la de la Tía Tomasa. De esta última se cuenta que era una anciana que habitaba en la torre a finales del siglo XIX. De ella se decía que secuestraba niños y los encerraba en la torre. De hecho, la torre llegó a ser conocida como 'la torre de la tía Tomasa'.