ARCHIVO GENERAL DE INDIAS

El gran edificio renacentista que conocemos hoy como Archivo de Indias fue originalmente concebido como Lonja de Mercaderes, para albergar y organizar parte de la actividad comercial llegada a la ciudad durante el siglo XVI. Hasta su construcción, los mercaderes utilizaban los espacios alrededor de la Catedral como mercado, especialmente la zona conocida como ‘las gradas’, hacia la calle Alemanes. El Cabildo de la Catedral estaba molesto con esa situación y solicitaron del rey una solución.

Felipe II atendería la petición y encargaría a Juan de Herrera, el famoso arquitecto del Escorial, el diseño del nuevo edificio en 1572. Las obras se iniciaron en 1584 dirigidas por Juan de Minjares siguiendo los planos de Herrera. Parece que el edificio estaba listo para su uso en 1598, aunque hay constancia de que las obras siguieron durante el siglo XVII.

 Al trasladarse el centro del comercio a Cádiz, en el siglo XVIII, fue cuando el edificio se readaptó para albergar toda la documentación generada por la Casa de Contratación. A raíz de esta nueva circunstancia se acometerían nuevas obras en el inmueble con el fin de adaptarlo al nuevo uso. Sería entonces, por ejemplo, cuando se construyó la monumental escalera principal de acceso a la planta superior.

Alberga toda la documentación relativa a la administración española de los territorios americanos. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1987, junto con la Catedral y el Alcázar, por los grandes valores históricos y artísticos del conjunto.

El edificio es una magnífica muestra el Renacimiento en la ciudad, con un aire más sobrio e italianizante de lo que es habitual aquí. Presenta planta cuadrada, con dos pisos de altura, articulados en torno a un monumental patio central, porticado con columnas dóricas, muy similar al patio de los Evangelistas en El Escorial.  

En la fachada se introdujo una bicromía entre los paneles de ladrillo rojizo y las pilastras de piedra claras. Ese juego de dos colores tuvo un enorme éxito en Sevilla y lo veremos reproducido en numerosos edificios de la ciudad durante los siglos posteriores.

En el interior, las naves en torno al patio se cubren con bóvedas vaídas, con casetones y decoración vegetal. Prácticamente la totalidad de los muros están cubiertas por estanterías de magnífica calidad, hechas con maderas de caoba y cedro macho traídas expresamente desde Cuba. Estas estanterías se añadieron en el siglo XVIII, al trasformarse la antigua Lonja en Archivo.

Fue entonces también cuando Lucas Cintora diseñó la monumental escalera tras el acceso principal desde la avenida de la Constitución. Está cubierta de jaspes rojos y negro grisáceo y sobre ella se alza una bóveda esquifada con una linterna central que le aporta luminosidad.

El Archivo contiene documentos de incalculable valor. Manuscritos de personajes como Cristóbal Colón, Hernán Cortés, Miguel de Cervantes, Felipe II, Felipe IV o el propio George Washington, primer presidente de Estados Unidos. Además, reune una magnífica colección de grabados, dibujos y mapas, auténticas joyas para el estudio de la historia de América hasta el siglo XIX.

 

CASA DE CONTRATACIÓN DE INDIAS

La Casa de Contratación fue una institución fundada en 1503 por orden de Isabel la Católica, encargada de gestionar todo lo relacionado con la navegación y explotación comercial de los nuevos territorios de la Corona en ultramar.

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Inicialmente se asentó en un espacio de las antiguas Atarazanas, pero ante las constantes crecidas del río, se trasladó pronto al emplazamiento que ocuparía en el interior del Alcázar. Allí ocuparía el espacio de uno de los antiguos palacios musulmanes, al Oeste del palacio de Pedro I, espacio que ya venía siendo utilizado por el llamado Cuarto de los Almirantes. A principios del siglo XVI se inició una reforma completa de las instalaciones y se abrió una nueva fachada hacia la actual plaza de la Contratación. Sin embargo, el edificio que hoy podemos ver allí, propiedad de la Junta de Andalucía, se construyó en los años 70 del siglo XX. Fue entonces cuando se reconstruyó el antiguo patio del palacio musulmán, a partir de los escasos restos arqueológicos hallados.

De la Casa de Contratación del siglo XVI se conservaron algunas estancias y patios que hoy son visitables desde el interior del Alcázar. Entre ellas, se pueden destacar el Salón del Almirante y la Sala de Audiencias.

El Salón del Almirante es una amplio espacio de planta rectangular cubierto por un techo de madera, con vigas horizontales que descansan en ménsulas con un diseño inspirado en la obra de Sebastiano Serlio. Datado a finales del siglo XVI, este techo se adscribe al maestro carpintero del Alcázar, Martín Infante. Los muros se hallan decorados con pinturas de los siglos XIX y XX pertenecientes a Patrimonio Nacional, el Museo del Prado y la colección de la Familia Real. Particularmente interesantes son los retratos pintados por el alemán Winterhalter de El rey y la reina de Francia, Luis Felipe y Amelia, con sus hijos, y los de Don Antonio y doña Luisa Fernanda, duques de Montpensier.

Enfrente, cuelga una gran pintura titulada  Las postrimerías de Fernando III el Santo, firmada y datada en Sevilla por el pintor local Virgilio Mattoni en 1887. Es una obra propiedad del Museo del Prado, aunque se encuentra depositada en el Alcázar por la gran vinculación de la obra con este lugar, ya que el hecho que narra, la muerte de Fernando III, sucedió aquí, en el Alcázar. En el muro del fondo, en el lugar central de la sala, podemos ver el óleo titulado La inauguración de la Exposición Iberoamericana, pintado por Alfonso Grosso en 1929.

Por su parte, la Sala de Audiencias debe su nombre a que fue sede del Tribunal del Almirantazgo de Castilla. Se trata de una sala de planta cuadrada, cuyo artesonado de madera del siglo XVI, ricamente dorado, presenta trazas que recuerdan al viejo estilo mudéjar. 

En los muros aparecen los escudos de armas de varios almirantes célebres en la historia naval de España, entre los que se encuentra el de Cristóbal Colón, justo en el centro del muro de la izquierda.

En la parte central de la habitación vemos el retablo de Nuestra Señora de los Navegantes, realizado por Alejo Fernández en 1535. Es la primera pintura en Europa que tiene como tema el descubrimiento de América. No podemos identificar a las figuras que aparecen con claridad, pero sabemos que están Cristóbal Colón, en el emperador Carlos, Fernando el Católico, Sancho de Matienzo (primer tesorero de la Casa de Contratación), Americo Vespuccio, Juan de la Cosa y varios indígenas, de las tierras recientemente descubiertas. Todos ellos cubiertos bajo el manto de la Virgen de los Buenos Aires. En la parte inferior aparecen varios de los tipos de embarcaciones que hacía la carrera de Indias, por lo que la obra en su conjunto ofrece un testimonio de incalculable valor.

AYUNTAMIENTO DE SEVILLA

El ayuntamiento sevillano tiene su sede en un magnífico edificio del siglo XVI, que conserva en buena parte de su fachada las trazas del exquisito estilo renacentista plateresco en el que fue construido. 

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El edificio se levantó originalmente anexo al convento Casa Grande de San Francisco, que ocupó originalmente todo el área de Plaza Nueva y sus manzanas adyacentes. Las obras se iniciaron alrededor de 1527, coincidiendo con la estancia del emperador Carlos V en la ciudad para la celebración de su matrimonio con Isabel de Portugal. A lo largo del siglo, se sucedieron distintos arquitectos en la dirección de las obras, como Diego de Riaño, Juan Sánchez, Hernán Ruiz II o Benvenuto Tortello.

En el siglo XIX, a raíz de la desaparición del convento de San Francisco, el inmueble se ampliará notablemente. Fue entonces cuando se construyó la fachada neoclásica que da a Plaza Nueva, obra de Balbino Marrón (1861) y la  prolongación de la fachada hacia la plaza de San Francisco, dirigida por Demetrio de los Ríos (1868).

Hacia el exterior, destaca la exquisita decoración plateresca de la parte construida en el siglo XVI. Podemos ver un complejo programa iconográfico, lleno de personajes mitológicos y referencias a la antigüedad romana, mezcladas con los emblemas de Carlos V. De esta forma, se pretendía enaltecer el pasado de la ciudad, poniéndolo en relación con la glorificación de la figura del emperador. Se perseguía así consolidar a Sevilla como la ciudad más importante de ese gran imperio que se fue conformando durante el siglo XVI.

A ambos lados del arco que originalmente daba acceso al Convento de San Francisco vemos dos hornacinas con las figuras de Hércules y de Julio César. Ambos personajes son considerados como los fundadores mitológico e histórico de la ciudad. Las esculturas fueron añadidas en 1854 una de las profundas restauraciones acometidas en la fachada del edificio. Son obra de Vicente Hernández Couquet.

En detalle → Los "fundadores" de Sevilla en la fachada del Ayuntamiento

REAL AUDIENCIA DE SEVILLA

La Real Audiencia fue la máxima institución judicial en la ciudad y se asentó en este espacio desde principios del siglo XVI, cuando se trasladó desde su anterior sede en la Casa de Pilatos. El edificio actual se construiría en estilo renacentista a finales del mismo siglo por orden de Felipe II.

Sin embargo, el inmueble que podemos ver hoy en día dista mucho del original, debido a las numerosas vicisitudes históricas por las que ha atravesado.

En 1918 se produjo un gran incendio que lo destruyó en gran parte y obligo al traslado de los juzgado a la calle Almirante Apocada, al lugar en el que hoy se encuentra el Archivo General de Andalucía.

Tras el incendio, Aníbal González se encargó de la remodelación del inmueble, dotándolo de su aspecto actual. En los años 70 experimentó otra importante transformación con el objetivo de hacerlo sede de la antigua Caja de San Fernando. Hoy alberga la sede de la Fundación CajaSol.